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Hotel Suiza Bronchales

En esta página queremos mostrarte la historia del Hotel Suiza , desde el origen, hasta el momento actual.

Toda una vida al servicio de nuestros clientes con orgullo y dedicación, junto a muchas personas que han formado parte del equipo y que nos han ayudado en el camino.

No queremos olvidar que la modificación de esta web se ha hecho durante el año en que el COVID SARS19. 2020-2021-

Esperamos que os guste.

El origen

El origen del Hotel Suiza se remonta a los años 40, para ponernos en contexto, hay que decir que por aquel tiempo Bronchales, ya tenía una gran tradición turística, lo que llamamos ahora turismo rural, y os preguntareis ¿a qué era debido? Muchos doctores de Valencia recomendaban ir a sus pacientes a Bronchales, durante largos periodos de tiempo, para tomar el aire, el agua y disfrutar de sus pinares, alojándose en casa de los vecinos de Bronchales.

D. Joaquín Muñoz Bertet, originario de Valencia al contraer unas fiebres maltesas fue aconsejado por un cuñado suyo médico pasar una temporada en Bronchales bebiendo de sus aguas minerales y respirando de su aire, fue tal su recuperación que en 20 días de beber del agua de la fuente del Hierro tiro los dos bastones que llevaba al contraer las fiebres.

Foto del archivo Familiar de la Familia Faus

Años más tarde, el matrimonio formado por D. Joaquín Muñoz y Dña. María Fuset pensaron que, dado que su recuperación fue tan espectacular, podría ser un excelente lugar para construir un hotel y se pusieron manos a la obra de la mano de Jerónimo Barquero, contratista oriundo de Bronchales. Juntos hicieron un coqueto hotel de 15 habitaciones llamado Hotel Suiza, en honor a sus pinares y a la gran cantidad de nevadas que había por aquel entonces en la Sierra de Albarracín, el hotel fue inaugurado en 1947 , mientras se construía el hotel abrieron un merendero en la chopera que había arriba del Hotel Ballester.

D. Joaquín y Dña. María (Foto de Archivo Familia Faus

Junto con el Hotel Ballester, posteriormente, se convirtieron en referente de la hostelería en la zona. En conversaciones con D. Ximo Faus López, nieto de D. Joaquín y Dña. María me comenta que gestionaron el hotel durante aproximadamente 16 años. Años de esfuerzo y trabajo, viendo crecer a Silvia y Mª Carmen. Dña María poniendo en práctica su buen hacer en la cocina y organización del servicio y D. Joaquín ocupándose de la gestión directamente y de su bodega, situada bajo tierra, ya era un enamorado de los vinos y licores que por aquel entonces existían y de la que todavía tengo alguna botellita de recuerdo.

La distribución del hotel era muy diferente a la que existe ahora. Entrando al hotel a la izquierda, se ubicaba el comedor de clientes en lo que ahora son nuestras estancias particulares y a la izquierda la cocina.  En la planta de arriba, donde se encuentra situado el salón, había preciosas modernas habitaciones y con baño compartido.

Además, el hotel tenía anexo un terreno ubicado como corral, donde se lavaban las sábanas y toallas y donde se secaban en grandes tendederos la ropa al sol. También este corral se utilizaba como caballeriza, si algún cliente venía a caballo, ya que tenía espacio y una gran pila de agua para beber. En la parte trasera de este espacio, recuerdo que existían 4 apartamentos que se ocupaban cuando el hotel estaba lleno.

Con el transcurrir de los años D. Joaquín enviudó en 1966. El alquila el hotel a Juanita “la de Tornos” y su familia. Llevando la gestión hasta el año 73.

Por aquellos días mi esposa y yo, comenzamos a entablar conversaciones con D. Joaquín sobre la compra del hotel, a él le hacía especial ilusión que un matrimonio joven, emprendedor y del pueblo lo comprase, llegando rápidamente a un acuerdo en cuanto lo económico y realizando la compra del hotel y pasando a formar parte de la historia del Hotel Suiza.

De joven serrando

Ni Josefa ni yo teníamos experiencia en el ramo de la hostelería, mi madre Cándida, era ama de casa, mi padre Ricardo tenía una carpintería y yo por aquel entonces conducía un camión. Josefa había estado toda su juventud, colaborando en el horno que regentaban sus padres José y Cristobalina. Os puedo asegurar que cada día era una aventura, periodo de aprendizaje exprés. Y como dice el refrán “hace más el que quiere que el que puede”.

No tardamos demasiado tiempo a trasladar nuestra residencia al hotel, que como hemos dicho tenía un gran encanto, como el pequeño comedor de 28 plazas a la entrada con sillas de cuerda enrollada y talladas en madera de “Axa”, un comedor con su chimenea de piedra del terreno y que aún hoy conservamos.

Corría el año 74 y Josefa había sido madre, de nuestra primera hija Ana, que contaba con un año cuando entramos a trabajar en el hotel, como anécdota, recuerdo que la pequeña se pasaba los días agarrada a la pierna de su madre, asustada por el tamaño de la nueva casa.

Pasaba el tiempo y a pesar de los apuros económicos de los primeros tiempos y contando de nuevo con Jerónimo Barquero y su equipo, fuimos transformando el hotel, poco a poco.

El corral desapareció y allí construimos el comedor, el salón y las habitaciones en las plantas superiores.

En aquellas, en plena construcción del comedor, recuerdo con gran alegría el nacimiento en el mismo hotel de mi hijo Javier, asistido por D. Gil, en uno de sus últimos partos que hubo en Bronchales.

Al poco, realizamos la primera gran reforma, en la cocina, sustituyendo la antigua cocina de leña por una de gas, ampliándola y dotándola de las comodidades propias de la época. Y realizando la primera renovación de las 15 habitaciones originarias.

Eran tiempos duros, muchos gastos, para pocos clientes, ya que por aquel entonces el turismo se concentraba en verano. Y siempre contando con la ayuda de la familia de ambos, que siempre estaban arrimando el hombro. ¡¡Cuántas cosas que agradecer!!

Así que, en 1978, todavía muy jóvenes, decidimos hacer en la parte baja del hotel, una discoteca. En aquellos tiempos fue un éxito del que nos sentimos orgullosos, acudían a ella chicos y chicas de todos los pueblos de orilla, pero también de mucho más lejos, Molina de Aragón, Alfambra, Santa Eulalia. De hecho, muchas parejas se conocieron allí, “paque te voy a contar”. Fue un boom en aquellos tiempos, sin redes sociales y sin teléfono, la gente quedaba para el sábado siguiente. Y sin duda para nosotros un buen apoyo económico.

Pegatina Discoteca 1500

El tiempo y en 1979 decidimos seguir ampliando. En un solar que teníamos junto a las Escuelas Municipales, construimos un edificio, con habitaciones más modernas, confortables y con baño completo. Orientadas al turismo familiar ya que incluso tenían habitaciones con 4 camas.

En 1981, nace mi segunda hija Mª José, la familia crece!! . Tiempos de mucho trabajo para Josefa, quién se ocupaba de los niños, de la cocina y de la intendencia. Desde luego, todo un reto, del que me siento muy orgulloso.

Aquí en nuestro afán emprendedor, y con mucho esfuerzo, pensamos en algo más, para que cuando nuestros hijos fueran mayores, pudieran trabajar en casa.  Así que, frente al hotel, hicimos una gran y moderna discoteca, que contó con la aprobación de los clientes de toda la vida y que, con el paso de los años, la despoblación de los pueblos de la Sierra de Albarracín, nuestros clientes se hacían mayores, la irrupción de otras modas y la aparición de los pubs, hizo que hubiera un cambio de tendencia en el modo de divertirse los jóvenes. Aun así, todavía sigue ahí, abriéndose en días clave.

En 1983 nace el pequeño de la familia, Ricardo, ya teníamos familia numerosa y nuestra felicidad es completa.

Comienzan años de trabajo intenso, acompañados desde que abrimos hasta ahora, por un equipo humano muy extenso, del que siempre nos hemos sentido muy orgullosos, la mayoría, mujeres y algún hombre, oriundos de Bronchales, de pueblos de alrededor, e incluso de personas que venían a veranear en verano, que nos han ayudado muchísimo, durante nuestra trayectoria, hasta el momento actual y desde aquí les enviamos nuestro más sincero agradecimiento.

En nuestra historia más próxima, qué podemos decir, que muchos de vosotros no conozcáis, ya jubilados, mis hijos han cogido las riendas del negocio, con Javier en la dirección del hotel, hemos seguido modernizándonos, colocando ascensores y acometido una última reforma, donde en nuestras nuevas habitaciones podrás disfrutar de un excelente descanso, mucho más confortables, con baños grandes y espaciosos y con mucha luz natural. Además, seguimos manteniendo la esencia de la cocina que tantos años dirigió mi mujer y que tantas alegrías nos dado, conservando nuestros platos de cuchara, platos tradicionales y pequeñas innovaciones, que hacen seamos parada obligatoria durante vuestra visita a la Sierra de Albarracín. Un lugar familiar, desde donde podéis disfrutar de nuestros pinares, el agua, donde poder practicar deporte o visitar todas las maravillas que puedes encontrar en los Montes Universales.

En fin, que os voy a contar, sin duda hay que visitarlo, para poder opinar.

Continuará….

Familia Cavero Hernández

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